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En esta época el Perú siempre
ha tenido y seguirá teniendo lluvias torrenciales, aluviones, inundaciones,
sequías, etc. El colapso del sistema de transportes y comunicaciones ya existía
y hace mucho, quienes trabajamos en esto, sabemos que los grandes proyectos
urbanos, viales, de vivienda y otros, han rebajado sus estándares de calidad
porque las bases exigen y premian "la economía y la creatividad".
El poblador de la zona sabe
cómo manejar estas situaciones. Los pescadores saben qué pescar, qué clases de anzuelos
usar, etc. En realidad, la gente nueva es la afectada porque construye su
asentamiento en áreas no autorizadas. En cuanto a las zonas urbanas que están
en emergencia fueron construídas en espacios tugurizados, de edificios y
condominios, sin ser dotados de un buen sistema de abastecimiento de agua
potable, alcantarillado y desfogue que ha ocasionado el colapso de las
viviendas más precarias, al igual que sucede en muchas ciudades del mundo. Por
esta razón, una ciudad tan humilde como Huamanga anualmente soporta mejor las
lluvias torrenciales e inundaciones que una más moderna como Piura.
Es seguro que cada año, los
estragos sean más severos por el desordenado crecimiento demográfico y urbano,
pero esto a las autoridades de turno nunca les va a interesar, porque como
sabemos, es sobretodo en un estado de emergencia donde pueden disponer del
dinero de todos los peruanos sin control alguno a través de decretos de
urgencia.
En naciones como la nuestra es
importante se diseñe una cultura preventiva, se convoque a verdaderos
especialistas como los antropólogos de emergencias en el manejo de la crisis humanitaria, que no son los burócratas
militares ni mucho menos abogados que viven, despilfarran y carcomen las
instituciones públicas y se activen todos los mecanismos constitucionales como
los arts. 72, 79 y 137 con equidad y transparencia.
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